El sábado abrimos la sede de Vicente López con uno de los días más fríos del año. Enfrentamos a Palermo Soja, en un partido de seis puntos vitales para salir de lo más profundo de la tabla.
La alfombra estaba muy húmeda, y la pelota muy resbaladiza. Conservar la pelota era una misión casi imposible y generar situaciones de gol una utopía. Se apostó por un esquema más ofensivo que la fecha anterior, utilizando un 2-3-2 con Walter y La Narva abajo, La Pulga-Guille y Ramiro en el medio; y atacamos con el Mono y Sebas, como siempre Julián al arco.
El primer tiempo transcurrió muy tranquilo, sin situaciones en los arcos y con pocas jugadas de peligro, al punto que lo más importante del encuentro sucedió casi al cierre del mismo cuando un jugador rival se fue lesionado al trabar una pelota dividida.
En el segundo tiempo, el rival a pesar de tener un hombre menos, jugó más inteligente y aprovechó mejor los espacios. De esa forma, comenzó a generar situaciones de riesgo que fuimos sorteando de a poco, hasta que encontró el gol a la salida de una falta no cobrada por el árbitro y tras una muy buena resolución individual del delantero contrario por encima de Julián.
El lechón comenzó a atacar, como siempre, con ganas pero con pocas ideas. El rival salía de contra. El partido se le empezó a escapar de las manos al árbitro. El rival empezó a protestar, a recibir amonestaciones, hasta que llegó una expulsión en el equipo rival que obligó a ingresar al jugador lesionado. Casi se terminaba el encuentro y con una arremetida de Ramiro en un tiro libre a favor se consiguió el empate.
Fue un partido, mal jugado, con muchas imprecisiones y pocas situaciones riesgo generadas por Hoy Lechón, a pesar de haber puesto dos delanteros en cancha. Fue un partido muy frío, como la mañana.
La “D” será nuestra zona por un tiempito más, o bien, será nuestro lugar en Edeba.
Se viene un clásico…
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