Maldita elección

Domingo 28 de junio 7 de la mañana. Con telegrama en mano, salgo de casa en auto hacia el colegio “Santa Teresita” del barrio porteño de Parque Chas. Por segunda vez, me tocó ser autoridad de mesa, y si bien es me gusta participar, no me gusta la idea de perderme el partido contra Surfactan. Llego con la ilusión de que este el suplente, y de que no falte nadie en las otras mesas. Pero, con el correr de la mañana, mi suplente nunca llegó; y los votantes de a poco van cumpliendo con su deber cívico, obviamente con barbijos, alcohol en gel y hasta algunos con guantes de látex.

Sin suplente, la posibilidad de hacerme una escapada al partido se hace imposible; y empiezo con los mensajitos de texto para convocar al equipo. Una sorpresa, volvió Ramiro y va a jugar. Me quedo tranquilo que el equipo se presentó con un suplente y espero ansiosamente que llegué el mensaje con el resultado final del partido. Llega uno diciendo que se retrasa media hora, y la angustia es peor.

Los votantes, después del almuerzo, se acercan en mayor cantidad que por la mañana y se me va haciendo imposible chequear el tanteador de lo que estaba pasando en Garden. Los fiscales molestaban con entrar a ver sus boletas y mi bronca por estar en ese lugar se iba acrecentando.

Pasa la hora de finalización del partido y nada. Silencio de radio. Ni un llamado, ni un mensaje. Mala espina me dije y me concentré en los sellos que tenía que poner en los sobrecitos y documentos.

Seis de la tarde. El gendarme avisa que cierra la puerta del colegio y todavía tengo cuatro personas en la cola esperando a votar. Veinte minutos más tarde devuelvo el último DNI, y antes de empezar con el conteo de los votos, agarro el celular y consulto sobre el resultado que más me importaba, recibo el siguiente mensaje: “0-3, nos ganaron bien”.

La desilusión de no poder haber ido a jugar ahora se hacía mayor al conocer el resultado del partido. Negativo para Hoy Lechón, como negativo fue para el oficialismo, la elección.